Las primeras técnicas reproductivas empezaron a realizarse hace ya décadas. Es lógico que la experiencia y los avances científicos y tecnológicos hayan marcado grandes cambios en este campo. Uno de los que mejores resultados está proporcionando es la Inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), sobre todo aplicada a problemas de infertilidad masculina.
Hay que empezar señalando que el ICSI es una herramienta que se incluye dentro de un procedimiento de Fecundación In Vitro. En concreto, en el momento de la fecundación de los ovocitos en el laboratorio. En todo lo demás el procedimiento se mantiene en las mismas fases. Eso sí, la tasa de fecundación con la microinyección espermática ronda el 70%.
¿Qué es el ICSI – Microinyección Espermática?
Cuando decimos que la técnica de la inyección intracitoplasmática es especialmente interesante para hombres con problemas de fertilidad severos hay un dato que lo explica por sí solo. Con el ICSI se utiliza un único espermatozoide, frente a los más de 50.000 que se usan en una FIV convencional.
Es evidente que tal precisión implica una mayor complejidad. Sin embargo, la microinyección espermática se viene practicando con éxito desde el año 1992, dando por fin respuesta a esas parejas en las que la baja cantidad y calidad del esperma masculino parecía un obstáculo insalvable en su deseo de tener descendencia.
¿En qué Casos se Indica realizar ICSI – Microinyección Espermática?
Las causas que dificultan o impiden un embarazo son complejas, la infertilidad suele ser producto de la confluencia de distintos factores. Por eso, la medicina va dando soluciones a medida a cada una de esas carencias, convirtiendo a la reproducción asistida en un recurso personalizado y con propuestas individualizadas.
No todos los procedimientos son válidos o son los más recomendados para todas las situaciones. La clave del éxito de un proceso de reproducción asistida es acertar en la idoneidad de una u otra técnica. De ahí que haya que estudiar cada caso y que sean los profesionales de IFER quienes propongan el mejor sistema reproductivo a cada pareja.
Hablando de ICSI como parte de una Fecundación in Vitro, es el procedimiento ideal siempre que no es posible conseguir el número, calidad y movilidad suficiente de espermatozoides para posibilitar el embarazo, pero no sólo. Estos son los principales supuestos:
- Hombres con azoospermia (ausencia total de espermatozoides en el semen)
- Hombres con oligozoospermia (baja concentración de espermatozoides)
- Hombres con teratozoospermia (escasez de espermatozoides con la morfología adecuada)
- Hombres con astenozoospermia (poca movilidad de los espermatozoides)
- Mujeres que producen pocos óvulos tras la estimulación ovárica, lo que hace imprescindible que se aproveche al máximo la posibilidad de fecundar cada uno de ellos.
- Hombres que padecen enfermedades infecciosas que se podrían contagiar a sus parejas con un FIV convencional, como es el caso de SIDA o hepatitis C y B.
- Cuando se trabaja con semen congelado de gran valor porque procede de hombres inmersos en un tratamiento oncológico o porque se han realizado una vasectomía.
- Cuando hay que conseguir los espermatozoides directamente de los testículos porque hay una obstrucción de los conductos deferentes o problemas en la eyaculación, por ejemplo.
Fases del ICSI – Microinyección Espermática
Para garantizar la viabilidad de la fecundación con un único espermatozoide está claro que se tiene que utilizar una técnica muy depurada y precisa, como consecuencia, compleja. Aunque comparte mucha parte del procedimiento con una FIV convencional, hay un punto del proceso que es específica del ICSI.
La microinyección espermática requiere de un óvulo maduro. Esto implica que hay que hacer una decumulación o denudación, para comprobar ese nivel de maduración. El procedimiento consiste en la eliminación de la capa granulosa que rodea al óvulo, mediante una decumulación quiímica o mecánica que se realiza unas horas después de la punción folicular.
Por su parte, al hombre se le realiza una biopsia testicular y se procede a la selección de los espermatozoides de mayor calidad. El elegido se debe manipular para conseguir su inmovilización, sumergiéndolo en una sustancia muy viscosa que ralentiza sus movimientos y así es posible inyectarlo en el interior del ovocito. Ese es el momento de la fecundación.
Una vez realizado el cultivo, y pasados entre 3 y 6 días, la transferencia embrionaria se produce de la misma forma que que en una in vitro tradicional. También permite la vitrificación de los embriones fecundados que no se usen para futuros intentos.
Ventajas del ICSI – Microinyección Espermática
Siempre teniendo en cuenta la premisa de que sea este el sistema que te recomienden los especialistas tras estudiar tus circunstancias es evidente que someterse a un ICSI tiene ciertas ventajas frente a otros procedimientos.
La ventaja más contundente es que se garantiza una fecundación viable en aquellas situaciones en las que otras fórmulas han fallado o son inaplicables. Es en esas ocasiones en las que se pone por delante de otras opciones.
Como valor añadido, hay que recordar que mantiene a la madre a salvo de sufrir el contagio cuando su pareja padece ciertas enfermedades infecciosas a las que estaría expuesta usando el método convencional. El ICSI es una técnica de reproducción humana asistida innovadora, que requiere de un personal y equipamiento técnico altamente especializado. Pero, es absolutamente indoloro y sin efectos secundarios.
El tema de la infertilidad masculina es delicado, aún subsisten miedos y reticencias específicas por parte de los hombres para someterse a análisis y estudios sobre su capacidad de fecundación. Afortunadamente, no es la realidad en estos tiempos. Las posibilidades reales de ser padres que proporciona una técnica tan efectiva como la microinyección espermática o ICSI son un avance que no debes ignorar. ¡Puedes conseguirlo!